Entre Andaqués, Siesque y Miratús

MK-034-piano man Si es que…-me decía el hombre de barro sentado a la pianola-. El Madrí no puede pretender crear un equipo de fútbol a golpe de talonario –respondo sin pensar, que si pensara, me habría dado cuenta de que un talonario es un tiranosaurio-. Mira tú que…poner a Escroto de lateral, teniendo a Acisco Pulgarín en el banquillo…Me se encogen las arterias de pensarlo.

Si yo te dijera, si yo te dijera..,-continuo empapelando la conversación-. Si yo te dijera, que no te digo por no ser sincero. Mira tú que colocar el banderín en una esquina. Anda que, hay que tener formol en las venas para…

Tú lo dijiste, al final lo dijiste –me interrumpe el hombre de barro con su melodía pringosa-. Si es que no se puede sacar menos rédito de una situación de ventaja, y ellos tenían a favor el campo contrario. -Esto último no lo entiendo, pero prosigue-: mira tú por dónde…¿Por dónde, por dónde?-repito dejándome llevar por el entusiasmo-. Por allí debía haber entrado el extremo izquierdo; y sin embargo anduvo hacia atrás por el derecho, como las ranas.

Las tortugas, las tortugas- le corrijo intimidatoriamente con mi navaja-. Y mi corrección no le sienta bien. Hasta tal punto que el hombre de barro coge el clavicordio y comienza a conversar consigo mismo sobre modelos de alta costura:

Si es que…

(la pintura es de una chica muy mona, de Boston, que se llama Michelle R. Kennedy. Se titula El hombre del piano)

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Tantas cosas por contar y tan solo una vida para hacerlo