Volverán las encendidas golondrinas, al mesenjér. O no.
Allí lo tengo, no sé para qué, abierto y minimizado, arrinconado como un trineo en Xanadú.
Todas las luces antaño encendidas ahora se encuentran apagadas. Los nombres de mis contactos, acumulados durante los años en los que el Mesenjér era la cumbre del avance, ahora languidecen olvidados. Contactos del ayer.
Otrora estaban las golondrinas encendidas, las verdes y las anaranjadas, las ausentes y las ocupadas. Y nos enviabamos todo tipo de tonterías, como hoy. Y charlábamos en grupo en ocasiones, y en otras intimábamos más de lo debido hasta no ser nosotros mismos.
¿Y a dónde se fueron las encendidas golondrinas? ¡Al FISBUL!
Me cabe la satisfacción de pensar que algún día el dichoso FISBUL será sustituido por otro parato, dentro de un tiempo. Y quedarán allí golondrinas abandonadas como la mía. Y no volverán. Menos mal, por otra parte, que no volverán algunas…uf.
🙂
Mks.